Kandeh Yumkella: “El nexo agua-energía es central para la agenda internacional de desarrollo”

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Dr. Kandeh K. Yumkella, Secretario General Adjunto y antiguo Director General de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI ) es el Representante Especial del Secretario General de la ONU de Energía Sostenible para Todos, Director Ejecutivo de la Iniciativa Energía Sostenible para Todos (SEforALL, por sus siglas en inglés), y Director de ONU-Energía. Como Representante Especial del Secretario General de la ONU, el Sr. Yumkella es responsable de movilizar acciones para un futuro con energía sostenible y acelerar la implementación de la iniciativa del Secretario General, así como de entablar relación con los líderes de las partes interesadas relevantes en gobiernos, la comunidad empresarial, círculos académicos y la sociedad civil al más alto nivel, con objeto de propugnar y promover la energía sostenible para todos. iAgua entrevista al Dr. Yumkella desde la Oficina Global de Facilitación de la Iniciativa Energía Sostenible para Todos en Viena, Austria. 1. Sr. Yumkella ¿cuáles son los principales objetivos de ONU-Energía? ONU-Energía fue establecida como resultado de la Cumbre de Johannesburgo Rio+10 para favorecer la coherencia dentro de la familia de organizaciones de Naciones Unidas a la hora de abordar cuestiones relacionadas con la energía. La intención es incrementar el intercambio de información entre las diversas agencias que tratan temas relacionados con la energía, incluyendo el Banco Mundial, facilitar la programación conjunta y desarrollar planteamientos dinámicos de coordinación y fortalecimiento de los lazos entre la energía y el desarrollo sostenible. 2. Las Naciones Unidas han declarado que el principal tema del Día del Agua 2014 es el nexo Agua-Energía, ¿cuál es la motivación para ello? ¿Cuáles son los principales retos en cuanto a gestionar ese nexo adecuadamente? Creo que la respuesta es simple. Existe un creciente reconocimiento a nivel global de que el nexo agua-energía es central para la agenda internacional para el desarrollo. Esto se debe a que el vínculo entre agua y energía se extiende más allá del hecho de que el agua y la energía se necesiten mutuamente. Puede contemplarse el vínculo entre la disponibilidad de energía y su uso para proporcionar agua potable para beber o el uso de energía hidráulica para generar energía, el uso de agua en la obtención de petróleo y gas natural, especialmente en la producción de gas de esquisto, etc. Pero más allá de esos vínculos, tanto el agua como la energía son importantes para alcanzar objetivos de salud a nivel global, fomentando el crecimiento económico, reduciendo la pobreza, obteniendo seguridad alimentaria, manteniendo ecosistemas en buen estado y abordando el cambio climático. Por ejemplo, tanto el agua como la energía están íntimamente ligadas a lo largo de la cadena de producción alimentaria, desde la producción agrícola y ganadera, al transporte y el procesamiento de alimentos. Por esta razón, nos solemos referir a los alimentos como la tercera dimensión de este nexo. Su inclusión en el debate sobre el nexo es importante ya que el nexo Agua-Energía-Alimentos (WEF, por sus siglas en inglés) agrupa tres asuntos de seguridad global que son mutuamente dependientes, es decir, el acceso universal al agua, a la energía, y a los alimentos. Por otra parte, los servicios del ecosistema sustentan cada una de estas tres dimensiones del nexo a menudo aludidas. El suministro de agua, por ejemplo, es óptimo si está conectado y en equilibrio con el ecosistema que lo sustenta y lo regula. De forma similar, los sistemas de producción de alimentos y energía son más eficientes y ofrecen mayor garantía cuando se desarrollan y gestionan de manera complementaria con los servicios del ecosistema. Sin servicios del ecosistema que funcionen bien, la construcción de infraestructuras hechas por el hombre para el aprovechamiento hidroeléctrico, la atenuación de inundaciones, el riego o el suministro de agua municipal difícilmente pueden funcionar de forma eficaz y sostenible. Sin embargo, todos estos elementos se hallan inextricablemente ligados a los regímenes climáticos a nivel local, regional y global, y al aumentar la temperatura global, lo cual, por otra parte, inducen en gran parte los patrones de utilización de energía actuales, se prevé que aumente la variabilidad de la evaporación y la precipitación. Esto tendrá un impacto sobre los ecosistemas y, en consecuencia, sobre la disponibilidad de tierras de cultivo y su productividad, los medios de subsistencia locales, la accesibilidad a recursos hídricos para uso municipal e industrial, e incluso el acceso a ciertas formas de energía. Comprender estas relaciones de interdependencia y los vínculos transversales entre las distintas dimensiones es crucial para los responsables de la toma de decisiones, la comunidad empresarial y el público general. Por ello, estamos muy satisfechos de que durante la última Semana Mundial del Agua en Estocolmo, Suecia, los organizadores y participantes acordaran que el tema para la Semana Mundial del Agua de 2014 sería el Nexo Agua y Energía, y SEforALL sería uno de los principales patrocinadores. Vemos que la comunidad del agua está argumentando a favor de que para hacer disponible agua para el desarrollo humano tenemos que considerar las cuestiones relacionadas con la energía. Pero también sabemos que la producción de energía en si misma requiere un considerable uso de agua. Se trata también de seguridad en relación con el agua y la energía. Si ambos no se gestionan adecuadamente el planeta y toda la humanidad estarán corriendo un riesgo. Sabemos que se trata de un nexo muy complejo. Consideremos el nexo energía-agua en términos de un riesgo potencial para la seguridad global. Hay regiones con gran escasez de agua donde el uso de agua para la generación eléctrica puede llevar a conflictos. La energía hidroeléctrica, por ejemplo, es probablemente uno de los vínculos más obvios entre la energía y el agua. Los posibles conflictos relacionados con presas para el aprovechamiento hidroeléctrico conciernen problemas entre puntos situados aguas arriba y aguas abajo, la pérdida de terrenos cultivables, la degradación ambiental y la pérdida de biodiversidad del ecosistema. Aunque existen muchos beneficios relacionados con la utilización de la energía hidráulica como fuente renovable de energía, también hay impactos ambientales. Estos impactos están relacionados generalmente con la afección de un proyecto hidroeléctrico al ecosistema del río y su hábitat, así como a los medios de subsistencia de la población que vive aguas arriba y aguas abajo del mismo. El funcionamiento de plantas hidroeléctricas también puede cambiar las características naturales de los caudales de los ríos, la temperatura del agua y los niveles de oxígeno y nitrógeno disueltos, lo que podría tener un impacto sobre la ecología acuática y otros usos antropogénicos del agua en puntos aguas abajo. Hay zonas como el Sahel que son sumamente áridas y donde se necesita energía solar para bombear agua del subsuelo para hacer posible el riego y el uso doméstico. Sin embargo, si las políticas públicas son tales que se proporcionan incentivos para la disponibilidad de energía para bombear agua sin tener las políticas adecuadas para evitar que se malgaste el agua, pueden agotarse los recursos hídricos dando lugar a conflictos sobre el uso del recurso. Durante la Semana Mundial del Agua de 2014, han de tenerse en consideración todos estos aspectos. 3. El aumento de población, el creciente nivel de desarrollo y el cambio climático afectarán la disponibilidad de recursos hídricos y resultarán en mayor demanda de energía y agua en los próximos años. ¿Puede por favor proporcionarnos algunas cifras para dar una idea del alcance e importancia de esta cuestión? Se prevé que la población global alcance 9 billones en 2050. Se prevé que esto resulte en un aumento de la demanda de agua del 55%, de las necesidades energéticas del 80%, y de la demanda de alimentos a nivel global de hasta el 60%. Actualmente, aproximadamente 0.8 billones de personas pasan hambre de forma crónica, 0.78 billones de personas carecen de agua potable para beber, 1.4 billones no tienen acceso a electricidad, y cerca de 2.5 billones carecen de métodos modernos para cocinar o acceso a sistemas de saneamiento mejorado. Abordar estos retos satisfaciendo las necesidades del llamado “bottom billion” supondrá aumentar el suministro de agua, alimentos y energía. No hay duda de que esto supondrá nuevas presiones sobre la cantidad de recursos disponibles en cuanto a agua dulce, suelo y energía. Asimismo, la urbanización, los cambios en el estilo de vida y la creciente demanda y soluciones para la gestión del suministro tendrán un impacto sobre el agua, la energía y los sistema de producción de alimentos, e invariablemente la sostenibilidad de los recursos naturales. Al mismo tiempo, unos costes energéticos elevados o una limitada disponibilidad de energía restringirán los esfuerzos para proporcionar agua potable y saneamiento a los miles de millones de personas que actualmente carecen de estos servicios básicos. En un artículo reciente que escribí titulado “La Internet de la Energía” y publicado por Project Syndicate, hablaba del crecimiento de la clase media y la verdad es que en las próximas dos décadas casi tres billones de personas se convertirán en personas de clase media. Lo que ocurrirá es que querrán tener mejores viviendas, más televisiones, más coches, más alimentos, más agua, más energía y más de todo. Al mismo tiempo, muchos estudios muestran que estamos llegando a los límites del planeta, y los recursos (incluyendo alimentos, agua y energía) serán escasos para satisfacer esta creciente demanda de bienes y servicios. En el artículo planteaba que está emergiendo la Tercera Revolución Industrial, basada en la integración de nuevas fuentes de energía renovable con tecnología de Internet en economías post carbono. Se trata de conseguir un desarrollo sostenible, una producción y un consumo sostenible, y el nexo energía-agua-alimentos viene a ser cada vez más importante. 4. Los métodos utilizados en la producción de energía tienen un papel clave en relación con el agua. ¿Cómo deberíamos abordar esto? El agua es esencial en casi todos los aspectos de la extracción de energía primaria y la generación eléctrica. Después de los combustibles, el agua es el recurso más importante utilizado en la producción de energía térmica a gran escala. El agua se necesita asimismo para la extracción, transporte y proceso de petróleo, gas natural y carbón, y, de forma creciente, para el riego de cultivos utilizados en la producción de biocombustibles. También se utiliza agua en la conversión de energía a formas que puedan utilizarse, es decir convertir carbón o uranio en electricidad o convertir petróleo en combustibles como gasolina o gasóleo. El método de perforación conocido como fracturación hidráulica o hidro-fracking se utiliza actualmente para inyectar un gran volumen de agua, arena fina y productos químicos en el subsuelo para fracturar formaciones valiosas de esquisto. La cantidad de agua necesaria para cada método de producción varía en gran medida en función de la tecnología, el tipo de combustible y la formación geológica en el caso de la fracturación hidráulica. Asimismo, el agua puede provenir de variedad de fuentes: pozos subterráneos, agua de mar o de un estuario, lagos, arroyos y ríos, agua producida durante el procesamiento de esquisto bituminoso, aguas residuales procedentes de otras industrias, etc. Por lo tanto nuestro enfoque debería ser específico para cada contexto, dependiendo en gran medida de las circunstancias locales. Por ejemplo, en lugares donde el agua para la refrigeración de centrales eléctricas se extrae del mar, suele haber poca presión y competición sobre los sistemas de agua dulce y normalmente la principal preocupación es la calidad del agua relacionada con el vertido de aguas cálidas en las aguas receptoras después de la refrigeración. No deberíamos olvidar que producir agua potable para beber puede suponer un gran consumo de energía. Solamente los costes energéticos pueden representar aproximadamente el 75% de los costes del proceso y distribución de las aguas municipales. En EE.UU. por ejemplo, entre el 30 y el 50% del presupuesto energético municipal de muchas ciudades se consume en procesos de suministro de agua. Pero el tipo de tratamiento de aguas, y la energía necesaria para satisfacer esos requisitos, puede variar considerablemente, tal y como se puede prever, según la accesibilidad y la calidad inicial del suministro de agua bruta. Por ejemplo, el coste de desalinización de agua de mar se estima en US$1 por metro cúbico, y el de agua salobre en US$0.60 por metro cúbico, en comparación con la cloración de agua dulce, que cuesta US$0.02 por metro cúbico. Esto es porque el coste de la energía es el mayor gasto de las plantas desalinizadoras, representando hasta la mitad de los costes totales del proyecto. Aunque el coste de la desalinización ha descendido en los últimos años, sigue siendo una opción cara de tratamiento de aguas, ya que incluso las tecnologías con mayor eficiencia energética actualmente en uso tienen una demanda energética enorme. La opción de invertir en tecnologías de desalinización con gran consumo de energía es implícitamente una opción que supone un consumo más alto de energía a cambio de ampliar el suministro de agua. Así pues, vemos con claridad que el agua y la energía van de la mano. El mundo ya no puede permitirse políticas que favorecen una sin tener la otra en consideración. Las tecnologías de producción energética utilizan mucha agua. Por ello, si no consideramos cuidadosamente este nexo energía-agua, podríamos tener serios impactos ambientales no intencionados en una serie de lugares en el mundo. 5. La opinión de los expertos ha hecho hincapié en la innovación tecnológica como cuestión clave, ¿Qué nos puede comentar al respecto? Sí, eso es muy cierto porque la evolución de los mecanismos de producción hacia tecnologías con gran consumo de recursos resultará en una intensificación de la demanda de recursos naturales, incluyendo el agua y la energía. Sin embargo, las innovaciones tecnológicas serán cruciales en cuanto a asegurar un uso óptimo de los recursos hídricos en la generación eléctrica así como en cuanto a optimizar la utilización de energía para la producción de agua potable para beber o el tratamiento de aguas residuales. En este sentido, uno de los objetivos que estamos promoviendo enérgicamente dentro de la Iniciativa Energía Sostenible para Todos es la eficiencia en relación con la utilización de energía para la producción de agua. Creemos que habrá aumentos significativos en eficiencia pero que ello requerirá innovaciones tecnológicas. Por ejemplo, se necesitarán nuevas tecnologías para mejorar la eficiencia y ahorrar agua en el procesamiento de energía primaria, la generación de energía termoeléctrica o aumentar la porción de energías renovables en el conjunto total de energía. También el ligero alejamiento de la biomasa tradicional hacia vectores energéticos de menor consumo, así como el cambio de procedencia de la energía utilizada en la generación eléctrica, presumiblemente conllevarán un ahorro de agua. Por ejemplo, el Consejo Mundial de Energía asume una reducción de la demanda de energía del 15% en 2025 y del 30% en 2035 y 2050 en las regiones desarrolladas, y del 5% en 2025 y el 10% en 2035 y 2050 en el resto de las regiones. Si esas potenciales reducciones tienen lugar, la demanda de agua del sector energético podría descender sustancialmente aún si la población mundial, la producción de energía primaria, y la generación eléctrica aumentan al ritmo previsto. Sabemos, por ejemplo, que existen muchas oportunidades para reducir la cantidad de energía utilizada en la desalinización para obtener agua. Sin embargo, se requiere más investigación y desarrollo, con un potencial para enormes posibilidades de inversión. Uno de los vínculos más importantes entre energía y agua es el hecho de que el sector energético (producción y uso de energía) representa el 60-70% de las emisiones de gases de efecto invernadero que causan el cambio climático. Si continuamos con las mismas prácticas de siempre, el cambio climático en si mismo tendrá un impacto significativo sobre la disponibilidad de agua en muchos lugares. Los impactos adversos de eventos climáticos extremos frecuentes están comenzando a erosionar varias infraestructuras e impactando la disponibilidad de agua potable. 6. ¿Trabajan los diferentes sectores (organizaciones, empresas, asociaciones, etc.) conjuntamente con Agua y Energía a escala internacional? ¿Cuáles son los avances e iniciativas actuales de ONU-Energía? No existe mucha interacción entre las comunidades de los sectores de la energía y del agua. Por eso damos la bienvenida a 2014 como el año para hablar del nexo en la Semana Mundial del Agua. Parte de lo que Energía Sostenible para Todos quiere hacer es asociarse con la Global Water Partnership para reunir a las comunidades de la energía, del agua y del desarrollo urbano con objeto de promover estos vínculos tan importantes. También trabajaremos con las comunidades de la agricultura y la alimentación porque existe también ese vínculo entre energía, agua, y seguridad alimentaria. Nuestros colegas en la Organización para la Agricultura y la Alimentación están trabajando con nosotros y con ONU-Energía para fortalecer esa coalición en torno al nexo energía-agua-alimentos. Por lo tanto, sí, con socios, queremos crear este diálogo sobre hacer realidad la seguridad en cuanto a recursos energéticos e hídricos pero de una manera global. http://www.iagua.es/noticias/kamdeh-yumkella/14/03/21/kandeh-yumkella-%E2%80%9Cel-nexo-agua-energia-es-central-para-la-agenda-internacional-de-desarrollo%E2%80%9D-4